En febrero de 1992, Alejandro es portada de la revista Super Pop que nos detalla foto a foto cómo ha sido el último concierto ofrecido por el cantante. Entre 1600 y 1700 personas abarrotan la discoteca Menphis de Manresa, en Cataluña. Justo detrás del escenario está la puerta del camerino, de forma que cada vez que se abre, sea para que salga el técnico de sonido, el mánager o cualquier mortal que poco tiene que ver con Alejandro, el griterío alcanza su grado máximo y es que el público está completamente entregado antes de que empiecen a sonar los primeros acordes. Un grupo de cuatro personas suben al escenario. El mánager, "Chopo", está apostado en la oscuridad, linterna en mano, para guiar en la semioscuridad los pasos de la estrella. Alejandro es el único que queda por salir mientras los músicos han empezado a tocar la melodía que sirve de introducción al espectáculo. Un minuto más tarde suenan las primeras notas de "Viviendo deprisa". Alejandro viste botas camperas con punta recortada, vaqueros, camiseta verde oscura y cazadora de cuero. En sus manos, una guitarra española y en su cara una sonrisa de oreja a oreja. Saluda y arranca la canción. El grupo cuenta con 15000 vatios de sonido pero los gritos del público hacen inaudible algunas estrofas. El escenario que ocupan debe tener menos de 20 metros cuadrados y alrededor de 60000 vatios de luz de varios colores se entremezclan continuamente para iluminar el escenario. Le toca el turno a "Lo que fui es lo que soy". Palmas y las voces en coro del público, se la saben de pe a pa y eso es algo que el cantante agradece aplaudiéndoles al final. Así suenan las nueve canciones que componen el disco de Alejandro. Entre tanto se han ido viendo decenas de mecheros encendidos, ovaciones de diferentes intensidades, y piropos dulces y atrevidos con un claro mensaje: "quién pudiera tenerte". En primera fila algunas chicas no pueden reprimir el llanto porque no muy a menudo tienen la oportunidad de oír y ver en directo a su ídolo. Una perrita de peluche, desde encima de los baflers que hay encarados al escenario, divisa toda la escena. Es Lipotimia, "en recuerdo de ese puñado de chicas que se desmayaron en Zaragoza", explica Alejandro, quién se quita la cazadora y suena "Se le apagó la luz", anunciando que es el último tema. Apenas ha pasado una hora desde el inicio del concierto y nadie se cree de verdad que cuando los músicos y él alzan las manos despidiéndose el público y desaparecen por la puerta trasera que da a los camerinos, sea el adiós definitivo. Pero Alejandro vuelve y repite "Viviendo deprisa" pero esta vez la letra está modificada y la música es una balada que empalma con "Pisando fuerte". Y otra vez las despedidas. "Moncho", el mánager, da la señal a todo el mundo: "Una más". Y por tercera vez Alejandro, en solitario, con su guitarra española en mano, ofrece una canción que es una completa novedad, un tema sencillo que nadie puede corear y en cuyo estribillo repite una y otra vez "mi corazón se queda aquí".
1 comentario:
Me fascinó la descripción y me remonte a esa época, yo estaba en mi bella Guadalajara siendo una adolescente estudiante y comenzaba a escuchar su éxito....Pisando fuerte... Como a pasado el tiempo...Un abrazote Amparo desde mi México lindo y querido!!!
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