lunes, 5 de octubre de 2015

TAL DIA COMO HOY

En octubre de 1997, la revista Ragazza compara a Alejandro Sanz con Enrique Bunbury. Ambos son como la noche y el día, pues mientras uno apuesta por el lado más arriesgado y electrizante del rock, el otro quiere ser más romántico y sensual que nunca. Pero los dos están en proceso de maduración y lo demuestran con sus recientes discos. Enrique ya no es un "héroe" y Alejandro ha dejado atrás la etapa de rompecorazones para madurar y colonizar territorios inexplorados del corazón. La revista les roba sus secretos mejor guardados y nos ofrece una entrevista con cada uno. Alejandro llega tarde pero se le perdona todo y cuando le preguntan en qué se parece al Álex de antes del éxito contesta: "En todo, soy el mismo. Me ha pasado de todo, lo que había soñado y alguna que otra pesadilla. Mi ego se ha visto colmado muchas veces a pesar de que no necesito tanto de eso como la media. Pero hay que conservar tus ideales pase lo que pase". En cuanto a su fama dice: "Yo pasé una gran depresión al principio, no entendía nada y tenía miedo, todo eran tan brutal y tan exagerado... Hay a quien se le sube a la cabeza y le come el cerebro, pero a mí me ha servido para ser más sensible y tener más humildad. Aunque a veces no es tan bueno, puede volverse contra ti", aunque ha encontrado el equilibrio: "No me como la cabeza, sé que nunca voy a llover a gusto de todo el mundo", dice. También habla de las fans: "En las primeras filas de mis conciertos están las más jóvenes, las más escandalosas y no voy a renegar nunca de ese público. Pero también me van a ver muchos tíos que en este país son tan difíciles porque o llevas un jersey de pelotillas y vas de contestatario o no les entras en absoluto", y desmiente que hayan celos profesionales con gente como Enrique Iglesias o Ricky Martin: "Por mi parte no hay nada de eso. Creo que existe sitio para todos, cada uno tiene su terreno y su público. Esto no es como una carrera, en la que todos van a hacer el mismo recorrido. Afortunadamente para muchos, no hay control antidoping y cada uno puede elegir su camino". Y es que siendo tan discreto no es extraño que nunca tenga problemas: "Básicamente no me meto con nadie y nadie se mete conmigo. No vendo exclusivas, vendo música. De vez en cuando te sacan con una chica y ya está. Hombre, me molesta un poco eso de tener un tío tratando de pillarte detrás del matorral, pero si sabes hacértelo bien, no hay problema", dice. Le preguntan si tiene mala suerte en el amor, cosa que se puede deducir de sus letras, y responde: "Es que las mujeres sois muy malas. No, en el fondo hay mucha ironía. A veces juegas con el dolor que tú mismo te provocas. Hay un punto del placer al que solo llegas por la herida" y admite que: "El ser humano es un poco masoquista. A todo el mundo le mola hacer el papel de Marco buscando a su madre, sobre todo cuando eres un adolescente y te has enamorado por primera vez". Alejandro se define como "muy de improvisar, resulto muy pasional, muy impulsivo" y esto también es así con las chicas: "Yo soy pasional para todo. A veces intento engañarme a mí mismo y convencerme de que puedo ser fiel a alguien, pero no lo consigo", admite. Finalmente le preguntan si es imprevisible y responde: "Sí, me dejo llevar por mis instintos, para bien y para mal. Y me suele ir estupendamente. Aunque habría que preguntárselo a ellas..."

No hay comentarios: