El
4 de septiembre de 1993, Alejandro viene en la revista Vale. Está fantástico en todos sus conciertos y las ventas de sus discos suben como la espuma. Su imagen es fresca y encarna al joven de los 90: liberal, pacifista y concienciado con los problemas sociales que existen. En este momento no tiene novia aunque no le faltan chicas y admiradoras que corretean a su alrededor: "
El noviazgo está muy bien cuando tienes tiempo y estás preparado para ello. Yo de momento no lo estoy", declara el cantante. Pero conocedor de los problemas de los jóvenes y comprometido con la causa, no tiene ningún tapujo a la hora de decir que se declara totalmente partidario del uso de preservativos: "
Cualquier tipo de campaña que sirva para concienciar a la gente de que hay que usar métodos de protección me parece perfecta y maravillosa. No entiendo las reacciones que ha habido por parte de instituciones como la Iglesia que se han opuesto a estas campañas, creo que su actitud es absurda", dice claramente Alejandro, quién también repele el uso de las drogas: "
A la juventud actual la veo bastante bien pero echo de menos que no se preocupe por el tema de las drogas. Es muy importante que haya el rechazo a las drogas en las generaciones que están subiendo ahora", cuenta
. El cantante de corte romántico también admite odiar el estilo de música bakalao: "
A mí el bakalao sólo me gusta al pil-pil. No me interesa nada esa música, la encuentro vacía y creo que es algo así como una válvula de escape de fin de semana. Los chavales usan esa música para olvidarse de todo, los exámenes y las clases", manifiesta. Y finalmente, como buen pacifista, se declara objetor de conciencia: "
El aliciente básico de realizar un servicio social es poder ayudar a los demás, poder sentirte útil".
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