Alejandro Sanz siente que en la vida todo es una batalla, en la que día a día se logran conquistas. Su carrera artística es un claro ejemplo de lucha y recompensa; él pasó de ser el joven que llevaba el café en un estudio de grabación, a convertirse en una exitosa estrella de la canción en español. Actualmente, está de gira por América con su álbum más reciente " La música no se toca". A Costa Rica le tocará verlo y escucharlo este sábado, a las 8 p. m., en el Estadio Ricardo Saprissa, show organizado por la productora Evenpro. En medio de sus viajes por América, dedicó tiempo para conversar con Viva de esta gira, de su disco y de su vida. Durante la conversación, explicó lo que él considera es el éxito y la felicidad. Como artista experimentado, aprendió que llegar alto va de la mano de ser una persona sencilla y dedicar tiempo a la gente. A continuación, un extracto de la entrevista.
En el pasado, el público costarricense llenó sus conciertos y lo aplaudió intensamente. Con esos antecedentes, ¿siente que tiene el éxito asegurado en Costa Rica?
No, no, los éxitos asegurados no existen. Siempre considero que las batallas son conquistas diarias, todas las batallas: la felicidad, el éxito, la confianza, el control sobre tu vida, ¡todas son batallas diarias! ”Entonces, no sería muy pretencioso si pensara que está todo hecho, realmente ojalá y la gente vaya a este concierto y lo disfruten”.
En La música no se toca puso mucha atención a los detalles. Tiene una orquesta de cuerdas, corno francés, arpa, el cuatro y el bandoneón. ¿Durante la gira se mantiene esa sonoridad lograda en el disco?
Lo que hacemos en la gira es que se cambian un poco los arreglos, porque, desgraciadamente, no podemos llevar una orquesta de gira.“Quizás en un futuro me gustaría hacer un concierto sinfónico con las canciones y una orquestación, pero, para eso todavía (falta) mucho tiempo para hacerlo. ”Pero, realmente, hay gente que sale de los conciertos diciendo que les gusta el sonido directo tanto como el del disco, y ese es uno de los mejores piropos que te pueden hacer”.
En el libro del disco, comparte un recuerdo de su infancia que considera fue el momento en el que estuvo lo más cerca posible de la felicidad completa. ¿Qué es la felicidad completa en su vida?
La felicidad completa probablemente no exista como tal; la felicidad completa solo puede existir en una falta de conciencia absoluta. ”Pero, además, la felicidad completa no creo que sea siquiera buena; la vida se forma de buenos momentos, de malos momentos, de errores, de aciertos. Lo interesante para tener una felicidad sana es que los buenos momentos, pesen más en la balanza que las malas noticias”. “La vida en toda su plenitud tiene muchos momentos difíciles, que son crueles, como la pérdida de seres queridos. Pero de algún modo el ser humano logra compensar esto con muchos momentos de felicidad.
¿Podríamos clasificar los múltiples premios, los reconocimientos, los discos de platino, o el aplauso del público como los momentos de felicidad para Alejandro Sanz?
En el plano profesional, desde luego, en la balanza los momentos de felicidad son muchos más que los de tristeza. De verdad no podría quejarme... ¡No me atrevería a quejarme! Seguramente, me caería un rayo del cielo y me daría, porque no tengo ningún derecho a quejarme. ”Realmente, hay muchos momentos para mí importantes, como subir a un escenario y ver a la gente que está conectada con lo que está ocurriendo en el escenario; entregar todo en el escenario; salir sudando, cansado pero feliz. Esa es una de las sensaciones más bonitas que un artista puede tener”.
En La música no se toca dice: “Quedará la música, es el titular” ¿Cree que su música quedará como legado cuando ya no esté?
Eso espero, para mí la música trasciende a sus creadores siempre. Creo que la canción lo explica muy bien, porque lo que dice es que el mundo cambia, era mucho más fácil trascender quizá en los años 60 o 70 que ahora. ”Era diferente la tecnología; creo que muchos grupos de los años 70 quizá no hubieran tenido la repercusión mundial que tuvieron, si no hubiera sido por la circunstancia que se vivía en el mundo en cuanto a la tecnología; además, la gente consumía la música de otra manera, ellos hacían las canciones suyas y las convertían parte de su vida”. “Hoy en día hay una tendencia a consumir la música de manera mucho más, no sé, iba a decir irresponsable, pero digamos de alguna manera. Mientras tanto voy a seguir intentando hacer las canciones que se queden en la gente y en el corazón de la gente”.
La definición de éxito en este momento de su vida es la misma que la de 1991, cuando apareció Viviendo deprisa?
Bueno (reflexiona un instante), para mí el éxito es realizarse en lo que más te gusta en la vida y poder vivir de ello. ”Yo hace poco vi un reportaje sobre mucha gente que se dedicaba en la vida a buscar dinero. Entonces, lo buscaban con métodos que no los hacían felices. “El documental lo que venía a decir era que si uno emplea su esfuerzo en lo que más te gusta, lo que sea, probablemente termines siendo uno de los mejores en ese trabajo y ganando dinero como para poder vivir de ello”. “Creo mucho en esto, que es muy importante hacer lo que a uno le gusta en la vida, no se puede jugar con la vida, hay que comprometerse con lo que a uno le gusta y probablemente le vaya muy bien”.
Con esa definición, ¿podríamos imaginar que es una de las personas más felices de este mundo?
Bueno, bueno, yo no puedo decir si soy la persona más feliz del mundo, solo puedo decir que tengo mucho que agradecer a este mundo. ¿Tú trabajas en lo que te gusta?... pues esa es la misma felicidad que yo siento. Considero que tengo una felicidad bastante acorde con lo que considero que es una felicidad sana.
En setiembre, le comentó a este diario –a propósito del dúo que hizo con Tony Bennett– que, curiosamente, cuánto más grandes los artistas, son más humildes. ¿Cómo logra mantener los pies bien puestos en la Tierra?
Bueno, creo que es cuestión de educación. Creo que es algo que me inculcó mi madre desde muy pequeño. Yo, en la música, empecé desde muy abajo: llevando el café en los estudios de grabación, y cuando veo a los chavales, gente que apenas está empezando o al público, hay que tenerles mucho respeto. Hay que tenerle mucho respeto a todo el mundo en general. A mí no me cuesta nada perder un segundo si alguien me pide una foto o quiere saludarme, me parece buenísimo y me gusta la gente. Es cuestión de educación y de salud mental (ríe). Creo que hay algo de patología en eso de ser mal educado con la gente o huirle a la gente. Está claro que hay momentos en que uno quiere estar solo o que de repente no puede atender a todo el mundo, o si hay un tumulto ¡vale!, pero así que estés en un sitio y que te saluda alguien o tratar mal a una persona porque estés de mal humor: ¡eso yo no lo concibo!”.
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