martes, 8 de octubre de 2013
Alejandro Sanz: "Prefiero medir mis palabras para no ser parte del ruido"
Convencido a golpe de críticas y de polémicas de que en ocasiones es más rentable callar que hablar demasiado, hace tiempo que Alejandro Sanz ha optado por el silencio, esperando ese día en que vuelva la armonía y todas las opiniones sean escuchadas. "Procuro medir las palabras, porque al final no quiero formar parte del ruido. Prefiero formar parte del silencio porque me parece que en el silencio se construyen muchas más cosas que en el ruido", confesó a Efe en una entrevista telefónica. En un tiempo en que "cualquier cosa vale para distraerse" y las frases se sacan de contexto y se multiplican, el artista español se ha dado cuenta de que ese ruido que hoy reina "no sirve para nada", excepto para causar dolor. "Se ha demostrado además hasta científicamente que el ruido es malo, hasta los médicos lo dicen. Mientras no consigamos encontrar la armonía en donde todas las notas puedan sonar y se puedan escuchar, no vamos a poder entendernos nunca", apuntó. Hubo tiempos, recordó el artista, en que estuvo "muy metido en denunciar muchas cosas, y en dar muchas opiniones". Fueron los tiempos de hablar de la dictadura cubana en su "Labana" o de criticar al hoy extinto presidente venezolano Hugo Chávez hasta el punto de que fue vetado en el país sudamericano. "Después me di cuenta de que lo único que estaba haciendo era formar parte de un ruido del que no quería formar parte, y cuando me dediqué a lo mío, que es hacer música, es cuando más feliz me he sentido", confesó. Sanz concedió a Efe la entrevista desde la capital mexicana, en donde se encuentra actuando como parte de su gira internacional "La música no se toca", que pasará por varias ciudades de la República. Y en esta charla habló precisamente de uno de los silencios por los que ha optado, el de no contar lo que hace por su país, España, y la crisis económica que está pasando. "Si en España cuento todo lo que hago, probablemente me acusen de tirarme el rollo por querer contarlo", dijo el intérprete, ya que "en España somos muy puñeteros para eso" y "si lo haces porque lo haces y si no lo haces porque no lo haces", siempre critican. "Claro que me preocupa España y que hago cosas por mi país, imagínate, pero no las cuento, prefiero no contarlas", abundó. Pese a que habitualmente reside en la ciudad estadounidense de Miami, Sanz es consciente de que en España "hay problemas muy graves", pero confía en que el país logrará de salir adelante. "A mí por un lado me da mucha pena ver lo que está ocurriendo pero por otro sé que en algún momento se tiene que salir de esto. Lo que no se puede es salir de esto siempre tirando de los que menos tienen", dijo el artista, quien añadió que los españoles se merecen "otro compromiso por parte de la gente que nos dirige". Sanz habló también de los ruidos que se generan desde las alturas y los lobbies para confundir a la gente y provocar que se pierda el respeto a la cultura. "Casi estábamos metidos en la peor crisis de la historia y (...) alguien consiguió que nadie se preocupara nada más que del canon (tasa compensatoria para los artistas) o de si había subvenciones al cine o la música. Después se subvencionó a los bancos con 30.000 millones (de euros) y nadie dijo nada", denunció. Tras haber vendido más de 23 millones de álbumes a lo largo de su carrera, el próximo 21 de noviembre Sanz conocerá si suma cuatro premios Latin Grammy a su palmarés, en el que ya cuenta con 16 de esos galardones y tres premios Grammy, una cantidad que no le quita la ilusión. "No es la ilusión del primer Grammy; ahora mismo el objeto para mí no significa nada más que el reconocimiento de los compañeros, que es lo que me importa realmente, y para todos los que han participado en el disco, la alegría que se van a llevar si nos ganamos alguno", contó. Tras más de tres décadas subido en los escenarios, Sanz confesó hoy el porqué de su fuerte amor a México, que nació en su primer viaje promocional. Llegó de un país en el que le trataron con hostilidad, dijo sin especificar, y en el que "gastaba fortunas de teléfono llamando a mis padres llorando", para aterrizar en México, un país lleno de amor. "Me atrapó, me gustó, la gente es muy auténtica", dijo, y añadió: "O te quiere o te odia, pero si te quiere es para siempre".
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