En
septiembre de 1992, Super Pop hace un "Especial Conciertos" donde nos cuenta cómo viven, qué comen, qué hacen y cuáles son las manías de algunos de los cantantes del momento. Bajo el título "Lo que no vemos en los conciertos de Alejandro Sanz", la revista se encuentra en Terrassa, Barcelona, donde el cantante va a ofrecer uno de sus conciertos de la gira "Viviendo Deprisa". Son las seis de la tarde y los alrededores del campo de fútbol están llenos de fans inquietas, mientras Alejandro y su banda se encuentran en la prueba de sonido, que parece una jam- session y todos disfrutan (Alejandro hasta coge su guitarra y canta flamenco). Tras la prueba, la revista acompaña a Alejandro al camerino donde hay una mesa con fruta, quesos y chocolatinas y le hace una pequeña entrevista al cantante, mientras se come unas uvas y se bebe una cola: "
No me pongo nervioso porque estoy seguro de lo que voy a hacer", asegura el madrileño, que no sigue ningún ritual especial antes de salir al escenario salvo uno: "
Voy al servicio, por si acaso". La revista le pregunta en qué piensa cuando oye los gritos de la gente: "
En la gente que está ahí y que tengo que darles lo mejor de mí", responde. Y quién piensa el orden de las canciones: "
Yo, claro. Aunque la puesta en escena surge. Yo dejo a mis músicos que sean ellos mismos. Creo que es lo mejor. Están contentos porque es muy difícil encontrar a alguien que no les diga "pues tenéis que tocar esto exactamente". Yo les dejo tocar, moverse y hacer lo que quieran". Tras la breve entrevista, Alejandro se dispone a tocar la guitarra mientras espera el momento de salir al escenario. Y cuando abre la puerta y sale con su guitarra para dirigirse a su puesto, la histeria colectiva se desata. Todas gritan mientras él se sube al escenario seguro de sí mismo y empieza un concierto memorable, que apenas se puede oír por los gritos enardecidos de sus admiradoras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario