En
septiembre de 1994, la revista Super Pop le hace un cuestionario de 20 preguntas sobre el amor. La primera pregunta es cómo es su chica ideal, a lo que Alejandro responde: "
Cariñosa, simpática y con un gran sentido del humor. Una mujer de mucha vitalidad con la que se pueda hablar, reír e incluso llorar". También le preguntan si estaría dispuesto a cambiar por una mujer a lo que contesta: "
No se puede renunciar a la propia identidad, pero a veces para que una relación funcione hay que hacer concesiones. Conviene hablar mucho y aclarar los problemas porque en ocasiones no son otra cosa que malentendidos y falta de diálogo. Se debe buscar el equilibrio entre el yo como ser independiente y el yo como persona que ama a otra". Otra de las preguntas es qué es lo primero que le atrae de una chica y dice:
"La mirada, la expresión de la cara. Lo primero que veo son sus ojos". También le preguntan lo que le molesta: "
Que sea prepotente. No me gusta nada ese tipo de chica altiva que todo lo sabe. Y por supuesto que no sea limpia"; qué le vuelve loco: "
Que tenga arte. Me chiflan las chicas con gracia, participativas y seductoras, que saben llevar la iniciativa"; qué siente cuando se enamora: "
Desesperación, deseo, pasión, ternura e incomprensión, algunas veces" y qué armas de mujer le dan más miedo:
"Las afiladas". Alejandro también confiesa a qué edad se enamoró por primera vez: "
Muy jovencito. Tenía 13 años" y de quién: "
Una chica llamada Marta que conocí cuando me trasladé a Moratalaz. Estuvimos juntos cinco años y la verdad, fue una relación muy turbulenta porque nos peleábamos y nos reconciliábamos cada dos por tres. De todas formas guardo recuerdos muy bonitos". Y finalmente le preguntan si ha llorado alguna vez por amor, a lo que responde: "
Sí, lloro muy a menudo. Confieso que soy muy sensible".
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