Alejandro Sanz causó revuelo en su visita relámpago a Monterrey y se dejó querer por las regiomontanas. Sólo necesitó poner un pie en el CAI de San Bernabé para causar tumultos entre sus fanáticas y los medios de comunicación,que lo acompañaron en su recorrido por el lugar, donde la fundación "En Nuestras Manos" brindará talleres a las personas en extrema pobreza para que aprendan un oficio. Acompañado de Marco Ferrara, presidente de la Fundación, el cantante llegó en un helicóptero a las 13:40 horas al sitio, en donde acompañado de un séquito de seguridad, ingresó el sitio que será llamado “Alejandro Sanz” para tener un encuentro con la prensa. Sonriente y muy atento, fue como llegó el artista al recinto, con una actitud muy relajada, captando con la cámara de su celular los momentos más relevantes del evento para después compartirlo con sus seguidores a través de su página de Twitter. “Es un placer volver a regiolandia, gracias por la oportunidad de invitarme, les deseo toda la suerte del mundo, me encargaré de involucrar compañeros para que visiten este lugar, y a la gente que estará cambiando sus vidas aquí ¡Viva Monterrey!” “Ojalá esto (CAI) se pueda replicar en muchos otros estados, es un cambio grande para esta zona de Monterrey, para la comunidad, pueden contar conmigo siempre que quieran, ya saben que con buena machaca todo está pagado”, expresó Sanz. A pesar de los difíciles momentos que enfrenta México, Sanz confesó que sigue manteniendo un gran cariño por este país, que ahora disfruta más al pasar mayor tiempo aquí debido a su participación en La Voz México, en donde se ha ganado el corazón del público como couch y crítico de los nuevos talentos. “Me gusta mucho la experiencia, definitivamente estoy pasando una etapa muy bonita de mi vida”, dijo Sanz “siempre he tenido un buen concepto de aquí, es difícil cambiar eso, pues tengo 20 años viniendo de visita, ahora he tenido la oportunidad de vivirlo más cercano, hay clichés que parecen desde afuera, pero que adentro se ve diferente”. El español no dudó en confesar que se siente pleno en su vida tanto personal como laboral. “Yo le doy gracias a todo, porque a todo hay que sacarle el lado positivo, no sería capaz de quejarme de mi vida, sería injusto, sólo puedo dar gracias a Dios de lo que me ocurre e intentar devolver un poco a la vida lo que mejor sé y lo que puedo hacer”.
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