viernes, 18 de abril de 2014

TAL DIA COMO HOY

El 18 de abril de 1998, la revista Vale nos dice cómo vive, cómo trabaja y cómo siente Alejandro Sanz, para quién el 98 está siendo sin duda su año. Su disco "Más" amenaza con convertirse en el álbum más vendido de la historia musical del país, el reconocimiento le ha llegado de la mano de varios premios, su gira americana no puede ir mejor y "Corazón partío" rompe fronteras. "Las estrellas están sólo en el cielo y los demás somos asteroides" dice Alejandro quién a pesar de ser un auténtico rey de corazones, mantiene los pies en el suelo y la humildad intacta. Su vida ha sufrido cambios pero él sigue siendo el mismo de siempre. Asegura que sus gustos se han refinado algo más pues ahora se puede dar el lujo de irse de vacaciones a Bali, beberse un Vega Sicilia, comer un jamón de los que quitan el sentido y puede hospedarse en los mejores hoteles. En cuanto a excentricidades dice no tener ninguna aunque admite "como no sea el tablao flamenco que he montado en mi casa".  No obstante más que una excentricidad, el flamenco es para él una necesidad: "Soy un flamenco en mi forma de ser. Todo lo que haga sonará flamenco. Hay 40.000 que cantamos lo mismo pero ese punto me hace diferente y es lo que mantiene viva mi música" dice el cantante cuya filosofía de vida es en apariencia sencilla: las cosas se dividen en dos, las que son flamencas y las que no. Y él lleva ese flamenco donde va. En su gira el músico ha dejado un rincón para dedicarlo al sur y al poderío, algo que ha sido todo un triunfo. Como triunfo ha sido su vida. Nunca en los malos tiempos ha permitido que lo pisaran e incluso ha mantenido la cabeza bien alta. Así lo explica cuando cuenta que tuvo que soportar que su primer productor le dijera que no triunfaría nunca cantando sus propias canciones porque tenía un deje andaluz que no ligaba con sus baladas. La oportunidad de demostrar su clase le llegó pronto: triunfó y a aquel productor le envió un ramo de flores y una tarjeta que decía: "Espero que tengas tanta suerte como yo". Alejandro siempre ha tenido las cosas muy claras y sobre todo en lo que concierne a su generación. Escribe sobre y para jóvenes y recuerda cómo era él hace unos años y lo que más le marcó. En el tema del servicio militar fue consecuente con sus ideas y se hizo objetor aunque ahora cree que la mili "es un secuestro legal". En cuanto a la religión  sus ideas son tajantes: "No creo que la educación religiosa sea beneficiosa", parece que el día que decidió que la Iglesia no iba con él fue cuando un obispo aseguró que el sida era un castigo divino contra los homosexuales. Alejandro prefiere creer "en un Dios sensible". América está cayendo rendida ante la conquista de la gira de Alejandro. Allí donde va triunfa, a pesar de haber realizado conciertos realmente dramáticos como el último en México donde una gripe acabó con su voz, tuvo que suspender momentáneamente la actuación para que le inyectaran cortisona en las cuerdas vocales y luego reapareció para terminar su actuación con un trago de whisky entre canción y canción, llenando el ambiente de emoción, tanta que salió llorando del escenario mientras sus músicos lo llevaban en volandas. Su gira esta siendo extenuante, él está cansado pero su creatividad no. Ahora está componiendo una bulería "sobre un chaval bloqueado, cocainómano... una historia urbana pero sin moraleja" afirma. Su musa está imparable e incluso le está haciendo componer temas para otros artistas. Con su whisky con Coca-Cola y su pipa, que sustituyen a los tres paquetes de rubio que fumaba al día, Alejandro ha compuesto temas para Irene y Chelo, dos cantantes de nueva generación, sevillanas y bellísimas.

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