jueves, 18 de noviembre de 2010
Alejandro Sanz felicita a su hijo Alexander
Cada vez son más los famosos que emplean su cuenta de esta red social para comunicar asuntos personales, teniendo o sin tener en cuenta que al otro lado de su pantalla hay fans y periodistas (en este caso concreto, un millón entre unos y otros) que conocen datos de su pasado. Cuando éstos chocan, nace el chascarrillo. ¿Cómo puede decir ahora esto si antes hizo aquello? La víctima de su pasado es Alejandro Sanz, que ayer felicitaba vía Twitter a su segundo hijo Alexander, a las 16:00 hora española: “Buenos días... Hoy es el cumpleaños de mi Alexander… No hay nada más importante en el mundo que eso... Felicidades cachito de mi alma… Pellizco de mi inquietud… Suspiro de mi voz. Te amo”. Esto no sería noticia de no ser porque, hasta 2006, momento en que era padre de Manuela (hija de la modelo Jaydy Michel) y de Alexander (de la diseñadora Valeria Rivera), sólo se consideraba padre de la primera, de nueve años de edad, a pesar de que ésta se llevaba sólo un año con su hermano Alexander, nacido en 2002, cuando el cantante todavía seguía casado con la modelo mexicana, matrimonio que se rompió en 2004, dos años antes de que Alejandro reconociera a Alexander, en 2006, comunicado oficial mediante. Durante sus cuatro primeros años de vida, el pequeño Alexander, de ocho, no tuvo padre, pero ayer, día en que los cumplía, éste clamaba a los cuatro vientos su amor por él, porque “no hay nada más importante”. Hay que tener en cuenta que de 2006 data el reconocimiento público de su paternidad, pero en enero de este año Valeria le pedía, a través de una entrevista en la revista Hola, que le reconociera legalmente y estableciera una relación más cercana con él. Decir que se parece a él como una gota de agua y que guarda parecido con su hermana mayor, Manuela, no era suficiente. “Me gustaría saber por qué no lo reconoce legalmente (…) Quizá es que en siete años su padre no ha tenido tiempo para firmar los papeles”, dijo en la citada publicación. Valeria confesaba, va a hacer ahora un año, que Sanz sí le ayuda económicamente, para después apostillar: “No necesito su dinero” y aclarar que no le importaría “decirle que deje de pasármelo”, porque ella se gana “la vida muy dignamente y no tengo que depender de nadie”. Se desconoce si desde enero de 2010 la situación legal del menor ha cambiado, aunque es previsible que, de haber ocurrido, Valeria lo hubiera puesto en conocimiento público.
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