miércoles, 23 de diciembre de 2009
TAL DIA COMO HOY
A finales de diciembre de 1993, Alejandro tiene dos cosas que celebrar: hace poco acaba de cumplir 25 cumpleaños: "soy un año más viejo, pero también tengo un año más de experiencia. Doce meses en la vida de un músico en activo suponen varios en la vida de un individuo normal de la calle. Vivimos tan deprisa, conocemos a tanta gente y acumulamos tal cantidad de experiencias que parece mucho más tiempo. Lo importante es que cuando te sientas y haces balance te das cuenta de que todo ha servido para algo, de que has aprendido y en ese sentido yo estoy muy satisfecho de este 93 que se acaba" y habla de su fiesta de cumple: "fue una fiesta íntima e informal, rodeado de amigos, en la que bebimos manzanilla y cantamos flamenco hasta altas horas de la madrugada. Fue una juerga impresionante en la que Paco de Lucía y yo tocamos la guitarra y cantamos. Además vinieron amigos míos muy queridos como María Vargas y sus hijas, Luis de la Unión, mi mánager, Paco Ortega, Capi..." y de sus regalos: "Me hizo mucha ilusión el piano que me regaló Capi y un cuadro que me regaló un amigo pintor que se llama David Paquet. En general todo el mundo me regaló cosas para mi casa nueva, detalles como un jarrón grande o una mesa de hierro antiquísima, incluso una corbata azul que esa noche estrené". Y por otro lado, ha dado el spring final a su mili particular, el servicio social sustitutorio que desde hace un año venía prestado a Ande: "terminaré en el mes de enero desfilando en una de las carrozas, y te puedo decir que me ha ido tan bien que pienso seguir colaborando con ellos aunque sea de una forma no tan intensa, cuando acabe el servicio. Colaborar con los niños minusválidos es una experiencia muy gratificante que te engancha de tal forma que luego ya no puedes parar." Y habla de los actos en los que ha colaborado en los últimos días: "lo primero que hice fue dar la salida en una carrera de minusválidos en un barrio de Madrid, después colaboré en la gran gala del Circo Mundial en beneficio de Ande, por cierto, me hicieron subir junto al domador en uno de esos inmensos elefantes. Luego estuve cantando villancicos en una discoteca de Soria dentro de un concurso en el que participan disminuidos psíquicos y por último a la mañana siguiente de mi cumpleaños me tocó inagurar un nuevo centro de Ande en Sevilla la Nueva, un pueblecito de Madrid". Alejandro cree que su imagen le puede servir a Ande: "es un poco hacer promoción para la asociación, que la gente se engache a la idea de Ande. La promoción es fundamental a la hora de buscar esponsores, subvenciones y recursos económicos. Yo si he servido de algo me siento orgulloso. De lo que desde luego estoy seguro es de que he sido más útil aquí que haciendo el servicio militar".
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