miércoles, 27 de octubre de 2010
Gira Tour Paraíso - Sanz compartió su ‘Paraíso’ con los guayaquileños
Prometió que él y su banda lo darían todo en el escenario y lo cumplió. El cantautor español Alejandro Sanz ofreció un poco más de dos horas de canciones en un concierto que sorprendió no solo por su excelente desempeño sino por su escenografía. La presentación, que es parte de su tour Paraíso 2010, tuvo lugar ayer martes en el estadio Alberto Spencer de Guayaquil. Allí se levantó un escenario de grandes dimensiones y complementado con una igualmente gigantesca pantalla Led, la cual cobró vida en cada una de las interpretaciones del artista. A ratos aparecían gotas que simulaban lluvia, fuegos artificiales, soles, lunas, estrellas, edificios... Todo lo que la imaginación permitía. Acompañado por siete músicos y dos coristas, y vestido de manera informal (camisa negra, chaqueta en el mismo tono y jeans), Sanz apareció a eso de las 21:15 ante un ansioso público que no paró de gritar, aplaudir y corear sus canciones. Unos 15 minutos antes la audiencia había sido alentada por el ecuatoriano Gustavo Herrera, quien, con una bandera de Ecuador, asumió la apertura del show e interpretó Quiero estar contigo, Si te vas y Tuya. Dijo que había hablado con Sanz, quien se mostró sencillo. Herrera no se equivocó, pues el español hizo gala de buen humor e interactuó todo el tiempo con la gente. Tras un collage de imágenes de sus fanáticos de varios países ¬con la canción Looking for paradise de fondo¬, Sanz abrió su presentación con Mi Peter punk, seguida por Lo que fui es lo que soy. El artista saludó a sus fans y a la ciudad, y continuó con Desde cuando y Viviendo deprisa. Recordó que no había visitado Guayaquil en doce años y le dedicó Nuestro amor será leyenda, además de Corazón partío, composición que arrancó gritos, más aún cuando dijo que bailaría, lo cual cumplió a medias. Cuando nadie me ve, Yo hice llorar hasta a los ángeles, Sin que se note, Si hay Dios, Lola Soledad, Quisiera ser, Mala, No es lo mismo y Looking for paradise completaron sus primeras quince canciones, desgranadas pausadamente y sin perder el contacto con la gente. Y es que previo a su canto Sanz siempre hizo acotaciones alusivas a lo que vendría después e incluso relacionadas con los miembros de su banda, en especial el tecladista Alfonso Pérez y el guitarrista Mike Ciro (que también es su director musical). Al primero porque dijo era más aplaudido que él y el segundo por la maestría con la cual tocó el instrumento. Luego de una pausa de minutos Sanz, que además de cantar había tocado su guitarra, reapareció sentado ante el piano e hizo suyos los temas Lo ves, Tú no tienes la culpa, Tu letra podré acariciar y Aquello que me diste, para concluir con un popurrí de sus éxitos A la primera persona, Mi soledad y yo, Amiga mía, Y si fuera ella. Junto con los músicos, a quienes presentó antes, él se despidió ante los gritos de la gente que pedía “otra, otra”. La asistencia al concierto de Sanz fue masiva, aunque el estadio no se llenó. Hubo gente de todas las edades, en especial jóvenes. Hombres y mujeres agitaban brazos y levantaban celulares para captar a Sanz. La seguridad en el estadio fue extrema, pues hubo un numeroso grupo de policías y ‘guardias particulares’ que supervigilaron al público, armados incluso con toletes. Katherine Velasteguí, esposa del actor David Reinoso, dijo que fue agredida porque sin saberlo adquirió entradas falsificadas y fue sacada del estadio a empujones. La cobertura periodística fue restringida. A la prensa se la confinó a unas improvisadas tarimas situadas a los costados de las torres de sonido e iluminación. Era el área posterior a golden box; allí la gente se quejó porque no podía apreciar a Sanz. Igual reclamo hicieron los de tribuna y general. A pesar del control, algunas fans subieron al escenario a abrazar a Sanz, quien prevé actuar esta noche en Quito.
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