domingo, 9 de mayo de 2010
Gira Tour Paraíso - Alejandro acerca su paraíso a 8000 fans en Valladolid
Dos años después de su última visita con motivo del Valladolid Latino, Alejandro Sanz renovó el compromiso con sus seguidores más fieles en un concierto en el que mezcló canciones del nuevo disco con un puñado de guiños al pasado. El DNI del auditorio así lo aconsejaba. 8.000 adeptos, con una proporción de cinco mujeres por cada hombre, y un buen salto generacional entre las adolescentes, más partidarias del último disco, "Paraíso Express", y las incondicionales que ya han saludado los cuarenta y todavía recuerdan los inicios del magno artista. En el pabellón central de la Feria de Valladolid hubo sitio para todos. Para Micaela, que ya ha cumplido los 21 y saltaba histérica, gritando las nuevas letras junto a los quinientos fans que reservaron hueco en la zona Paraíso. Y también para las que vivían deprisa en el 91, cerquita de la puerta de salida para tener una mayor perspectiva. Unas y otras vibraron con la puesta en escena del madrileño, que en su nueva gira incorpora un escenario dinámico en el que destaca una pantalla de 140 m2 con tecnología LED en 3D de última generación que paseará por escenarios de medio mundo a lo largo del próximo año con una potencia de 100.000 vatios. Lástima que la acústica de la Feria no acompañara, un mal inherente a Valladolid que no escapa al Polideportivo Pisuerga ni tampoco, aunque en menor medida, a Huerta del Rey. La incursión en el Paraíso arrancó con las notas de "Peter Punk" sobrevolando el escenario minutos antes de las once de la noche. Acordes que dieron tiempo a que los futboleros fueran llegando desde el estadio para celebrar, junto al propio Alejandro, la victoria de su equipo. "¿El Valladolid ganó, eh? Eso significa algo. Que esta noche es especial", advirtió Alejandro Sanz, que ya para entonces había engatusado a las admiradoras del fondo con la letra de "Lo que fui es lo que soy", uno de los temas que le dieron a conocer a principios de los noventa, y que poco después se ganó a las de primera la fila con "Desde cuándo", una de las canciones más redondas del último disco. Derretido ya el hielo, el ritmo de "Viviendo deprisa" aceleró las pulsaciones y preparó al personal para recibir el "Corazón partío". Un tema universal para el que contó con la colaboración de Antonio Carmona en Madrid y que en Valladolid multiplicó por 8.000 gargantas. La "gira Paraíso" cuenta con nueve músicos de alto copete internacional que no pasan inadvertidos. Artistas de primer nivel como el batería neoyorquino Nathaniel Townsley, el guitarra británico Jan Ozveren, el catalán Alfonso Pérez, o el camerunés Aramand Sabal que, con su bajo, ofreció uno de los grandes momentos de la noche. Una extraordinaria banda coordinada por el neoyorquino Mike Ciro -Michael Cirincione-, que se lo pensó dos veces a la hora de repetir el farol con el que se desmarcó en Madrid al destrozar una guitarra. "Son tiempos de crisis y no es recomendable", aseguró Alejandro. "¡Hay tantas cosas que romper en la vida!", exclamó mientras buscaba el piano para tocar "Sin que se note". La banda tuvo tiempo de lucirse, improvisando con las notas de "No es lo mismo", y dejando su minuto de gloria a los coros y a Sara Devine, que dio un respiro al propio Alejando para que preparara la traca final. Sin Alicia Keys, pero con la Devine como reclamo, los acordes de "Looking for Paradise" volvieron a hacer saltar a los más fanáticos en el primero de los bises preparados para la gira. Con los versos de "Yo sé lo que la gente piensa", de nuevo al piano, preparó al auditorio para el final. "Y no me importa que me digan / que soy un viva la vida / porque vivo sin compromiso. / No me da vergüenza ninguna, / vida tengo ná más que una / aunque crea en el paraíso". Se agotaba el concierto y Alejandro Sanz optó por volver a tocar el corazón de los presentes en el tiempo extra con un popurrí en el que incluyó clásicos como "A la primera persona", "Amiga mía", "Mi soledad y yo", "Y si fuera ella" o "Lo ves", una versión que descubre facetas del artista poco conocidas. Segundos antes de la una de la madrugada, y dos horas después de iniciar el concierto, el paraíso de Sanz cerraba sus puertas camino de Barcelona, donde lo desplegará de nuevo el día 12.
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