Es majete como entrevistado Alejandro Sanz. Reduce las respuestas mecánicas de artista en gira a la mínima expresión. Después de soltar las cosas que se le presuponen, da juego. Cuando charló telefónicamente con Heraldo, acababa de llegar a su hotel en Barcelona (anteanoche tocó en el Sant Jordi) y se preparaba para acudir como espectador a la que sería toda una exhibición del F. C. Barcelona en el Camp Nou: 5-1 al Panathinaikos en la Champions League. Sanz, 'merengue' confeso, aplaudió el buen juego del eterno rival y la enésima exhibición del argentino Leo Messi, quien luego se perdería -por compromisos publicitarios en Londres- el concierto del madrileño.
Este 'Paraíso Express' suyo es fiel al adjetivo que lo define: marcha a toda velocidad...
Va de maravilla, sí, no me puedo quejar. La verdad es que ya ando algo cansado a estas alturas de gira, porque de las fechas en Estados Unidos a las de España no he tenido apenas descanso, pero estoy muy contento. El público ha respondido tan bien como siempre en España, y realmente bien en las fechas de allá; la crítica también ha sido positiva. Es lo que siempre digo, cuando veo desde el escenario que la gente está con una sonrisa en la cara, es que las cosas van bien. Es la mejor crítica de todas.
¿Qué público ha sido el más emotivo de la gira por el momento?
¡Qué difícil es ser justo al responder esa pregunta! Cada concierto tiene algoespecial, y no es una muletilla. Hombre, hay momentos? quizá en Alcalá de los Gazules hace dos semanas, porque es el pueblo de mi madre y siempre es un ambiente único, de casa. También te hablaría de Washington y Nueva York a primeros de agosto. En España y América Latina tengo la suerte de contar con público fiel, pero me sorprendió mucho encontrarme con 7.000 personas en Washington DC: es un puntazo para los tiempos que corren. Había mucho público anglo, además de latinos del personal diplomático de las embajadas... Fue interesante esa mezcla y la respuesta de público no habitual en mis conciertos. Y en Nueva York... bueno, siempre es increíble tocar en el Radio City Music Hall, es un lugar maravilloso, fui hace años y estaba loco por volver.
En Madrid subió a algunos invitados a escena, cosa que también ha ocurrido en otras citas de la gira. ¿Y en Zaragoza?
Ahora mismo no hay ningún invitado previsto, no es fácil combinar las agendas de los colegas, pero sí que quiero echar alguna voz por ahí a ver si alguno se anima. Si no, seremos la banda y yo para haceros pasar un buen rato...
¿Qué concierto de su carrera recuerda con más cariño? ¿Hay alguno, por el contrario, que preferiría olvidar?
Hay uno, de hecho, que no puedo olvidar, por emocionante: el primero que di en Madrid en el Palacio de Deportes. Y no me avergüenzo de ninguno, aunque me han pasado muchas cosas a lo largo de los años. El otro día, por ejemplo, me caí en el escenario de Washington, es la primera vez que me pasa una cosa así. Estaba ahí con la guitarra haciendo el pasito de Angus Young de AC/DC, perdí el equilibrio en una revueltilla..., y pumba. Pero no fue nada: por suerte, no me hice daño, así que me levanté como si fuera parte del espectáculo, y a seguir.
El espectáculo debe continuar, y Alejandro Sanz es fiel a esa premisa en muchos aspectos. Por ejemplo, usted se caracteriza por apoyar a talentos emergentes de manera puntual, pero ahora se ha embarcado en una aventura más ambiciosa al respecto...
Sí, se centra en el flamenco. Lola Records es un proyecto que me apetece mucho, que acaba d nacer y que ya tiene varios artistas firmados. Hay una chica, Lía, que va a ser grande: no solo compone y toca muy bien, sino que canta de un modo increíble, tiene un pellizquito en la voz muy particular, enamora al instante.
Su colega Shakira es el ejemplo más claro del famoso 'crossover' o salto mortal idiomático: apostó fuerte por la conquista de la audiencia anglosajona. Usted, al margen de experiencias puntuales como el 'Looking for paradise' con Alicia Keys, no parece tan interesado en dar ese paso?
La verdad es que no. Cuando le das al 'crossover' tienes que abandonar un poco tu mercado en español, al menos al principio, y dedicar mucho tiempo al mundo anglo. No sé si me apetece a estas alturas de mi vida, es un esfuerzo muy grande: Ricky Martin y Enrique Iglesias también lo hicieron... Te obliga a planear todo desde el mundo anglo, que sea primero todo en inglés. Lo respeto, pero hay mucho que decir en el mercado español, y ya está bastante complicado el mundo musical como para liarlo más...
El citado dueto con Alicia Keys funcionó muy bien. Sáquenos de dudas, ¿le encontró algún 'pero' a esta chica? Porque parece tarea difícil...
Es una mujer impactante, desde luego. La manera en que surgió la canción fue mágica, pura química. El diálogo era de su voz con mi guitarra, una manera de hablar que va más allá del 'crossover', fue tremendo y muy fácil. Por suerte, ella dijo lo mismo -risas-, es muy cariñosa y espiritual. Lo mismo digo de su familia: su hermano, su marido... Alicia es un ser de luz, su energía ilumina todo lo que toca, y no hace falta que te diga cómo canta.
Una curiosidad. ¿Qué suena en el iPod de Alejandro Sanz? ¿Sorprendería a más de uno, por aquello de los prejuicios?
A lo mejor sí. Soy un tío ecléctico a la hora de oír música, creo que el que se centra en un estilo se pierde muchas cosas. Me encanta Leonard Cohen, por ejemplo. Y El flamenco, claro, de todas las épocas. O Prince, un músico fantástico: por cierto, tuve la suerte de tocar con él.
Eso sí es una sorpresa...
No fue un concierto. Ocurrió en su casa de Los Ángeles, en una fiesta. Estaba con la gente de su banda en el salón y se puso a improvisar. En un momento dado se me acercó, me dio una guitarra, me dijo 'D Minor' -el cifrado para la nota re, en menor- y arrancamos. Creo que la cosa no quedó mal del todo...
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