Mientras sus fanáticos en España devoraban en solo una hora las boletas para sus conciertos, elenco consiguió lo que muchos buscaban: una conversación en privado con Sanz. En uno de sus refugios en Miami, el músico, de 40 años, habló de todo: de sus amigos colombianos, de los dolores de cabeza que le han generado algunas opiniones políticas y, por supuesto, reveló en exclusiva todos los detalles de 'Paraíso express', como se llama el álbum que lanzará oficialmente el 10 de noviembre. ¡No, no sé cuánto mide Alejandro Sanz! Es verdad. Ni siquiera pensé en eso durante la entrevista. Es que esa es la pregunta que siempre hacen sus seguidores. Es extraño, es como un fetiche saber si el hombre que les ha musicalizado sus historias de amor por varios años es alto o bajito. Pues no me fijé en eso. No hubo tiempo. Y no porque la entrevista hubiera sido corta sino porque desde el momento en que nos encontramos no paró de hablar. Y yo lo seguí. Es como si hubiera estado callado por mucho tiempo y ahora quisiera contarlo todo ¡Todo! Y eso para un periodista es la mejor de las motivaciones. Es más, estoy seguro de que a estas alturas, mientras ustedes leen este artículo, Sanz sigue hablando, preguntando, hablando otra vez sin parar. Ese, al parecer, es uno de sus mayores placeres. Es cierto, con su marcado acento español, Sanz disfruta hablar, sentarse con sus amigos en su casa y hablar y hablar. Aunque sabe muy bien que a veces ese particular gusto le ha generado uno que otro dolor de cabeza. "A veces la mente no es tan rápida como la boca. Cuando uno lleva un mes de promociones y está hablando y hablando a veces dice cosas sin pensar, siempre pido indulgencia y paciencia". Aunque hace un año el presidente Hugo Chávez no tuvo tanta paciencia con sus apreciaciones y por eso no pudo presentarse en Venezuela. "Es sano que la gente opine diferente y no hay que hacer aspavientos ni reaccionar de un modo desproporcionado ante las opiniones de los demás y eso es lo que a mí me ha ocurrido muchas veces. Por una opinión, la gente reacciona de una forma desproporcionada y como si hubiera cometido un delito". Que quede claro, frente a sus opiniones y las controversias, Sanz no está dispuesto a ceder. "Yo hablo de situaciones sociales. Nunca me he manifestado políticamente, no lo voy a hacer ni voy a entrar a valorar políticamente a nadie (...) Yo no estoy para juzgar, creo que cuando tengo que dar mi opinión la doy y cuando creo que hay que callar, procuro callarme". Lo ven?, por ahora, el español no se va a callar. Ese verbo no pasa por su cabeza, mucho menos ahora que tiene 11 canciones (que van desde la balada hasta el reggae) listas para entregar a su público. Ah, y eso sí, prepárense a llorar. Alisten pañuelos, cartas de amor, recuerdos; todo, todo lo que se les ocurra porque Alejandro Sanz ha vuelto. Y ha vuelto clásico. "¡Yo quiero que sean felices! (Risas) (...) Vuelvo a cuidar mucho el mensaje de las canciones, toco sensibilidades que son de todos". Sanz estuvo tres años concentrado, pensando, en su casa de Madrid o en su refugio de Miami, en la manera de construir un nuevo disco con el que se sintiera cómodo y al final encontró que lo que más tranquilidad le produce es cantarles a las mujeres. Es verdad, es que si ellas no estuvieran a Sanz se le complicaría el panorama. Pero las tiene. Siempre las ha tenido. "Mi madre era una mujer de carácter. Me gustan las mujeres valientes, que agarran la vida con toda la fuerza y van hacia adelante". ¿Y se imaginan que una de esas le haya roto el corazón a Alejandro, haciendo de mala, y lo haya hecho sufrir como condenado y que al final haya sido él quien haya rogado para volver? Bueno, imaginen a esa mujer mala haciendo de las suyas, imagínenlo, y después imaginen a Sanz, guitarra en mano, componiéndole una canción. No sabemos si la mala tiene curvas pronunciadas y cabello rubio o negro, pero la mala, podemos asegurarlo, existe como canción. Así son las mujeres de Alejandro: recias. De esas que son "cosita seria". De ellas nace buena parte de la inspiración del hombre que puso a cantar a millones cuando estuvo con el corazón partío. Pero, eso sí, no crean que todo ha ido tan mal. En su vida también ha habido espacio para las que no son tan malas. "Hay una canción que se llama 'Lola soledad' y tiene una carga emocional más fuerte porque habla de las heroínas anónimas, que sacan adelante a los suyos y que al final del día nadie se los agradece". "A Shakira la cambió por Alicia Keys", le dijeron en México cuando llegó a promocionar su nuevo trabajo. Pero eso no es cierto, Sanz sigue manifestando, como siempre, una gran admiración por la colombiana, solo que ahora se encontró a Alicia en el camino (con la que hizo la canción 'Looking for Paradise') y no la iba a dejar ir."Es una mujer muy responsable con lo que hace. Uno a veces dice: Si John Lennon me hubiera pedido un dueto, nada más por hacerlo, lo hago. En ese sentido ella es honesta, consigo misma y con la música, si no hay esa magia no lo hace". Honestidad. De eso hay y bastante en cada frase del español, como cuando le preguntan por sus propios paraísos, aludiendo al título de su disco. "Creo que todas las ciudades son un paraíso, aunque habrá ciudades que son auténticos infiernos en el mundo". Pero de esos los infiernos, no habla más. Prefiere no meterse en problemas. Como aquel día en que una periodista le preguntó sobre la situación de violencia en Chiapas. "La periodista me dijo: 'los artistas deben responder a todo' y me quedé pensando y le dije: ¿Y los periodistas deben preguntar de todo?" Ni los artistas deben hablar de todo ni deben cantarlo todo. Esa es otra de las certezas del español, quien lanzó uno que otro dardo contra aquellos que componen canciones de una sola estrofa y que se repite durante cinco minutos en una canción, con el único objetivo de vender. "Yo no las critico, solo las detesto (Risas). Es un juego también, la verdad tengo que respetar a cualquiera que pueda agarrar un instrumento y componer una canción, eso es respetable". Respetable y franco, muy franco, así es el Alejandro Sanz 2009, el mismo que decidió bajarse del tren impetuoso en el que venía para regresar con aquellas letras románticas que han hecho historia. Como él mismo lo dice: "He llegado donde tenía que llegar".
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