Alejandro Sanz está en el hotel Faena, se pasea catando el picoteo repartido sobre varias bandejas en una mesa y discute con uno de sus representantes argentinos si la cuna del tradicional fiambre está en el cerdo o en el caballo. No hay veredicto definitivo, por lo que se sienta para seguir reafirmando su estilo informal, con su facha despreocupada y uno de sus pies apoyados en el vértice de una mesa, como si la vida fuera una terraza perpetua. Está claro que el español marca distancia de las normas públicas de libreto y protocolo estandarizadas por gran parte de los artistas hispanohablantes. Pero hoy el asunto va más allá de una estrella deliberando acerca de la mortadela: a diferencia de un puñado importante de los que militan en su género, Alejandro Sánchez Pizarro ha fabricado su estilo fuera de ciertos estereotipos y sobre canciones que no se digieren de inmediato, con letras enmarañadas, casi sin estribillos, vocalizaciones que rasguñan un rango vocal lejos de sus capacidades y melodías que ambicionan diversidad estilística. “Igual, yo a partir de eso te podría remitir a uno de mis temas: No me compares. Porque nunca me han gustado las comparaciones. Cada artista hace lo suyo y obviamente que soy diferente, como creo que los cantantes más reconocidos de habla hispana son distintos unos de otros. Eso es lo interesante de la música”, asegura Sanz, aludiendo al primer single de su nuevo álbum, La música no se toca, que sale el martes 25 (y a cuya promoción en Argentina La Tercera accedió por invitación del sello Universal) y que precisamente ha sido adelantado como un cruce de pop, baladas, funk, música de cámara y rock de mayor voltaje. “También hay un puente que es muy Queen, con esos coros operáticos. Y luego está también ese sonido más clásico de los Beatles, pero todo surgió sin querer, no es que lo haya pensado”, detalla, para luego saltar al heavy metal, recordar que en sus inicios pateaba piedras y agitaba pelo largo y tatuajes: “Los escuchaba a todos: AC/DC, Deep Purple, Zeppelin, Dio, Rainbow, Black Sabbath”,enumera veloz.
Ha dicho que en este álbum alcanzó un pop sinfónico monumental. ¿A qué se refiere con eso?
Quise que este disco fuera épico. Las canciones son monumentales y suenan
realmente grandes, con un montón de instrumentos que, además de complementarse,
nunca se estorban. No es fácil, hay que saber conseguirlo. No es lo mismo una
banda de cuatro músicos que una orquesta sinfónica.
¿Es su disco más ambicioso?
Se parece mucho a El alma al aire, que también es ambicioso en sonido.
Podríamos habernos sobrepasado más hasta haber aumentado la musicalización al
infinito. Pero tiene que ver con que, junto al productor Julio Reyes, tomé el
control completo del álbum y lo trabajé entero en mi casa, a diferencia de
otros.
El tema Cómo decir sin andar diciendo es casi un homenaje a Penny
Lane. ¿Quiso crear algo así como su propio Sargent Pepper?
No, porque ahora es difícil crear esos discos. Y lo asumo. Antes, cuando los
Beatles lanzaban un álbum, no había algo más importante.
Por estos días no hay hecho más importante en la música latina que su álbum,
además lanzado a la antigua, con apoyo de una multinacional. ¿Se siente un
privilegiado?
Hombre, acabas de llamar antiguos aquí a los del sello (se ríe). No creo que
sea un modelo antiguo, porque seguirá sobreviviendo. O sea, la tecnología está
muy bien, internet es maravilloso, pero es falso que los artistas de la web
nacen por generación espontánea. Siempre hay un operativo detrás. Y sí, me
siento un privilegiado en la música, pero no porque trabaje con una
multinacional. Me siento privilegiado porque la vida me ha tratado bien,
coño.
Wikipedia dice que Sanz ha vendido 22 millones de discos en su paso por Warner Music y que su flamante título es su debut para Universal. Pero Wikipedia a veces también se equivoca. La enciclopedia virtual asegura que La música no se toca se inspiró en una clásica frase de Diego Maradona: “La pelota no se mancha”.
Eso no es cierto. Las frases no se parecen en nada. Uno sólo puede
crear cierto vínculo, porque el trasfondo es el mismo: tú tratas de proteger la
pelota tanto como la música. Porque la música sigue y, en mi caso, suena como
algo protector.
¿Lo sintió igual en 2007, cuando canceló una gira por estrés?
Bueno, ahí aprendí que debes dedicar tiempo a ti mismo, cuidarte y estar
preparado para las etapas fuertes, como las giras. Ahora me tomo las cosas con
una calma que antes no tenía..., pero también me gustaría que la gente que me
rodea se lo tomara con más calma. Y eso cuesta mucho más. Pero al final es
fundamental tener tiempo para uno. Antes me costaba. Muchas veces es difícil
preguntarse hacia dónde va uno, porque te puedes mirar a un espejo y eso te
puede provocar una nostalgia de la que no te saca nadie, que te paraliza.
¿Le ha pasado?
Sí, cuando se murió mi madre en abril. Pero tengo muchos motivos para seguir
adelante.
Un mes después de la muerte de su madre usted se casó. ¿Ambas cosas
influyeron en el álbum?
Procuré que no hubiera ninguna influencia, aunque la pregunta que me hice
fue: ¿Cómo pueden coexistir dos hechos tan dispares en un mismo espacio de
tiempo? Te queda esa dicotomía y finalmente no sabes si odiar el año o amarlo.
Pero cuando ella falleció, el disco estaba casi listo, entonces no hubo tiempo
para que me influyera. Y me alegro, porque si le escribo algo no quiero que sea
en un instante tan triste. Era demasiado triste. Una borrachera de pena que me
nubló un poco y no se puede escribir con tanta negrura.
¿Lo tranquiliza vivir hace siete años en una ciudad tan demandante para el
pop como Miami?
Paso mucho tiempo en Miami, pero mi residencia es España. Ahora, defiendo a
Miami porque me encanta, hay momentos donde el mar me relaja un poco más, cosa
que en Madrid no tenemos. Además, vivo encima de la costa. Y me sirve como
centro de operaciones, ahí se juntan músicos de todo el mundo.
Su anterior tour mostró una escenografía monumental. ¿Lo repetirá?
Sí, ahora hemos ido incluso un paso más adelante. Nos hemos exigido al máximo
y sin complejos. Vamos a ir a Chile el próximo año. No a Viña 2013, porque van
otros artistas, pero de seguro verán pronto mi nueva etapa.
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